Y es así, sin más, sin grandes revoluciones ni estallidos en el cielo, sin fechas aclamadas ni fuegos artificiales, un día como cualquier otro es aquel en el que todo encaja, empiezas a comprender todo, y aquellas dudas que tanto tiempo atrás te habían atacado y que hasta ese día seguían atosigándote, desaparecen. Puede que no mucha gente sepa de qué hablo hoy, pero otro tanto lo hará, estoy segura.
Cuando una tranquilidad te abrume, y pierdas el peso que acarreabas inútilmente, cuando te sientas un poco mayor, quizás un poco más feliz, y puedas sonreír a pesar de todo lo que hayas sufrido, es entonces cuando entenderás esto.
Crecer.
Miles de definiciones acompañan a esta palabra, mil escritos mejores que este se pueden encontrar, pero me da igual, porque ello no va a impedir que se escriba otro más.
Que te importe poco lo que piense "la gente", que te quieras como eres y cada día luches por ser un poco mejor, que te esfuerces por alcanzar tus metas, y no te dejes caer a la primera de cambio, corregirse con una sonrisa al errar, comprender a los padres, exigir a los amigos, estar ahí para quien te necesite, pero no ser el idiota de turno que dice a todo que sí.
Crecer, para mí, implica muchas cosas, pero que se asientan sobre una base: la madurez. Vale, sí, este es otro concepto igual o incluso más amplio, y cada persona le puede atribuir cientos de adjetivos distintos, pero una cosa no se puede negar, se sabe cuando alguien es maduro y cuando no.
Razonar, pensar las cosas, (no comerse el coco, que no es lo mismo) saber qué se tiene que hacer en cada momento, hacerlo, y estar con la cabeza y el corazón en ello. No es fácil, no es fácil estudiar cuando los colegas están de cervezas, no es fácil madrugar cuando hay gente que duerme hasta las tantas. Cada etapa de la vida tiene sus dificultades, y siempre dicen que la niñez es la mejor, pero creo (y ésta es mi opinión personal, igual de buena que cualquier otra) que es la madurez, ser conscientes de los actos, tener libertades que te has ganado, y hacer lo que toca pero siendo lo que a uno le gusta.
Lo que sí que es verdad es que una no se levanta un día y piensa: 'anda, ya soy mayor", no, pero poco a poco, con el tiempo, se va dando cuenta de que tiene responsabilidades, de que no es la misma persona que era tiempo atrás, que no ha cambiado sino avanzado, asimila que aquello por lo que tanto sufrió ahora le hace ser mejor, y es capaz de comentarlo con alguna amiga y reirse, haciendo de los tópicos como "algún día te reirás de esto" una realidad.
Todo tiene su cara y su cruz, pero Peter Pan se perdió una gran parte de su vida, y otros tantos al igual que él, que tienen miedo a crecer, sin saber que crecer es vivir y esta vida hay que vivirla.